martes, 23 de noviembre de 2010


Un recuerdo de Christian R. Gaudí

Recuerdo cuando caminábamos por el centro de la ciudad cantando For the Benefit of Mr Kite y teníamos mucha energía mientras brincábamos por las aceras y las escaleras de la cámara de diputados en busca de una cantina llena de cervezas y chiquititotas las que se acercaban cansadas y viejas mostrando un caderamen lleno de músculo y grasa y cuyos senos apretados se nos mostraban a cualquier oportunidad por encima de la mesa para ofrecernos palomitas y bebida con la actitud maternal de quien dieran de comer con el pecho a dos jóvenes hambrientos de alcohol de noche y después tomados de la luz de los faros de las calles mientas platicábamos sobre las manchas del rostro duro de un trabajador enano que se embriagaba con el sabor de las rocolas y los anuncios salíamos a empaparnos de alumbrado público y rayones de sexo desperdigados por los muros que orinaban sus coladeras macilentas en el candor de una provocación hacia el mundo que siempre teníamos en la punta de la lengua como boca de jarro sin traslucir duda ni miedo y con los colores de la noche desperdigados en ebriedad de ahíncos y en soledad de voces a veces limpias y otras anegadas por el tabaco y la alegría cuyas sonrisas hacías intempestivamente amplias y sonoras o lentamente cálidas en espera de un nuevo chiste ya previsto o conocido y completado al fin por alguno de los dos cantores que éramos bebiendo y silbando y pensando a dónde más comunicaban esas calles conocidas ya pero supuestas de nuevo y cada ves como un destino ajeno y provocador que había que engullir con todo y su amargor profundo escondido en la acides sonara de los pasos propios y ajenos recordadores de nuestro propio recordar y divagar en comunicación de tarros atronadores de memorias vanas y canciones viejas con coladeras grises del centro y For the Benefit of Mr. Kite