jueves, 16 de febrero de 2012

El pájaro es un pequeño ser

que impulsado por la densidad del viento

es capaz de abrirse y despegar ligereza propia.

Descansa parado sobre los cables de luz,

o los alambrados que tejen las calles

de un poste a otro,

de un teléfono al que sigue.

Rara vez extraña el piso

si no es para comer.

Jamás se electrocuta.

Pero a veces

en lugar de cruzar un viento

hecho de ventanas abiertas

se encuentra con el denso espesor de un vidrio,

un cristal que no reflectan sus ojos,

como un vampiro quieto en apariencia,

aunque fluido en espíritu,

como una palabra,

o un recuerdo.

Para los pájaros el vidrio no existe

más allá de un hecho impreciso

Y ese hecho se parece a la muerte.