jueves, 26 de noviembre de 2015

cuarta trivia de manifiestamente:

Pimpón es un muñeco
muy guapo y de cartón.
Se lava la carita
con agua y con jabón.

a) Pimpón no es más un niño; ha crecido. Va a una oficina diariamente y está pagando su auto. Ya no es guapo, pero a veces lo cree. "BuenastardeLicenciadoPimpón".
b) Pimpón odia lavarse la carita con agua y con jabón; se siente avergonzado. Por qué tengo que ser un pinche muñeco, piensa, por qué se me trata como si tuviera que ser un obediente, un miserable obediente...
c) Pimpón se rebeló a temprana edad. Terminó mal, como todos los que se rebelan individualmente. Lo recordamos con afecto.
d) La cara de Pimpón, que era de cartón, como todos sabemos, se aguadó a la primera lavada. La cabeza entera se rompió, el jabón hizo el resto, desfigurándolo. Hubo que amputar.


miércoles, 5 de agosto de 2015

Fenómeno de mar de fondo,
fenómeno de mar de viento,
meteorólogos que van tendidos
como pájaros de blanca fuerza.
Con un pulgar al cielo, dividido,
por la herida que soy
emerge el viento;
en contraste,
disparejo,
se torna colombino
el tránsito de espumas transoceánicas;  
violento
revoltijo de hojas y de flores,
de mujeres y hombres que se auxilian
o corren;
faldas que se acongojan o modelan,
que saltan como piernas sin tropiezos
mientras el agua gana tierra
conquistando,
y el aire nos va haciendo más pequeños
con nuestro lugar de larvas y cristales rotos,

tan solo el norte nos halló desnudos,
                       y está jugando al cielo con las manos.


sábado, 9 de mayo de 2015

Para vivir no hay cielo ni reposo,
ni hay Eros que te ayude en puntería,
no hay dios ni juez, tampoco brujería,
magia que cambie el suceder añoso;

no hay alma en pena más que cuerpo en duelo,
tampoco simple azar, ni viperino
consejero del mal, ni hay un destino
que reste voluntar a mi recelo.

queda ser responsable y estar solo,
mirar sobre el dolor y amar sin ruego,
herir a veces pero herir sin dolo,

huir al frío y no abrazar el fuego
y hacer sentido en el sentido sólo

de vivir las batallas del sosiego.

lunes, 27 de abril de 2015

Soneto mitológico-barroco vigésimoprímico (XXI)
no por falta de mitos o simpleza
ha de faltar de Arión el instrumento
que conformara en retorcido intento 
un barroco tenaz en su belleza,
y retomara con audaz limpieza
de Apolo bien la lira y el acento
ya bien de Otelo el craso sentimiento,
ya sea de supermán la ligereza. 
Que más conduce el verso complicado
la realidad mendaz en que torcido
se despliega igual Wolverine que Dido, 
y descubre con trazo lisonjero,
de guerras miles contumaz el hado,
héroe a Venus y a Scarlet en liguero.

martes, 21 de abril de 2015

tributo al hierro ágil o al tolete,
tributo de trabajos consumidos
en arietes de tiempo, en pasarelas
de hombres anudados en corbatas
de producción agreste e infinita.
tributo al rey que reina la partida
hasta que la derrota muestre ungido
de pedestales y de rocas, duro,
al traidor de la patria, al oprobiante,
al institucional de vieja silla.
tributo por los días empantanados,
por los dados
de azar infatigable consumidos,
por los idos,
en lucha firme en contra de su muerte,
al que es fuerte,
que cobra ese tributo y lo consigue,
y si no multa y pena a quien se niega.
Y se ciega
la vida cotidiana otro bimestre,
y busca un contador y se sosiega,
deduce sus facturas
y va y paga,
tributo de los hombre; y se traga
su mal humor y vuelve, sin descanso
a trazar otra vez las mismas líneas,
soñando con incendios,
con alzados de vieja sepultura,
con ruptura,
con mucha dinamita en los aviones
pagados con el bien de su tributo
ya gastado en morrallas.
atalayas
que en conjunto nos miran con desprecio;
juntamos su tributo ya debido,
pero soñando siempre
con esos mismos sueños, tan antiguos,
tal llenos de verdad,

tan invencibles.

martes, 7 de abril de 2015

venza el hielo su angustia endurecida
con aliento fugaz de microondas
y déjenme comer sin turbias fondas   
mi congelada carne constreñida,

que la sartén de aceites confundida
ya truena sin hallar en sus orondas
mieles lo que han de ser reces redondas  
que en criaderos hallaron muerte y vida.

Hambre del corazón, es bien sabido,
no se alimenta de razones claras
ni recurre con bien a lo perdido,

pero más se acongoja si sus raras
ideas, se desnutren por la boca,

a por los ojos lloren, si así toca.



esclarecido en mi verbosa afrenta
voy tejiendo las alas del olvido,
derrotado mendaz, a fuer perdido
del incontable horror que me frecuenta,

no me escucho si lloro, y se lamenta
mi pasado de verme malherido,
como un niño que observa su mentido
árbol que el sol deseca en la tormenta;

y recoge al pasar el nido vano
en que muere su Ícaro caído
aún antes de lanzarse al vuelo ufano.

¿Qué Dédalo te dio sin advertencia
dos alas de poder empobrecido,

dos voluntades rotas de impaciencia?

jueves, 5 de marzo de 2015

El diván de Cristina

No sé, me voy con tiento y averiguo
un silencio profundo, una escafandra
que sumerge mi voz y la condena;
acuciosa e intrigante se resiste
contagiada de un par de miramientos,
los ojos que vestidos de una ausencia
falsa me atestiguan, me vencen y reducen.
Pero he soñado múltiples abismos,
recorrido parajes impensados:
el otro día –digo  fue una pena
haber hallado aquél manantial límpido
donde tres grandes flores sumergidas
boqueaban algún canto de sirena;
tres cabezas enormes en el fondo
de aquella fuente, se miraban firmes,
madera de sí mismas respirantes:
Qué son –me pregunté–
son plantas o cabezas,
–y una voz tras de mí me dijo– mira,
son a la vez cabezas y vaginas,
 flores y filtros de sus aguas,
son bastos manantiales.
Cargo una de pronto, una cabeza,
varios pétalos rígidos se mueven
haciendo un gesto de impotente asfixia,
y una lengua en el centro (o un pistilo)
como un león de angioesperma se deprime
para surgir de nuevo de su centro
en bocanadas firmes, no resueltas
que degluten un aire incomprensible.
Así lo digo. O no, tal vez no así,
distinto, meditando cada frase;
miedoso de encontrarme en esa carga,
o de hallar en su forma un monstruo propio.
Pero lo digo: iba cargando aquello,
un cuerpo maderoso que respira
la ausencia de sus aguas, convulsiona
espantándome, azogue de mi vientre;
y por qué cargo yo con la cabeza
la flor que limpia el agua,
el león cuya lengua es sed de mares.
Eso soñé. Quién sabe, ya no hay más,
seguí subiendo por unas escaleras,
cargando aquella cosa que boquea,
y me fui, tan incómodo, tan basto,
sin saber para qué
aquella atroz cabeza.
Y vine a este diván 
a consumir el aire
y boquear por respuestas,
y esta frente, la mía, la que cargo,
esta cabeza o flor que lleva inscrita
su noria, su diván,
y pago y restituyo y quedo firme
en volver otro martas a otra cosa.
Y boqueo y me venzo y me hago firme,
aquí estoy, y no sé… me voy con tiento.

Esta vez hago juegos de palabras.

lunes, 16 de febrero de 2015

Se requiere una lúcida barriga,
un hábitat fugaz de noche cálida
cuya matriz construya la crisálida
que en doloridos pétalos sea miga

primero, un migajón después de humano,
ya de pronto una pierna, una espaldita,
un cuello (un reposar de estalactita)
un corazón audaz, allá una mano

(de aquí te vemos por ultrasonido)
un rostro delineado apenas, gesto
tan prenatal, tan sierenado, nido

de una consciencia acaso tras cortina,
tras el mundo, detrás: el todo puesto;

justo antes de llamarte Clementina.  

lunes, 2 de febrero de 2015

dicen que hay pocos temas de escritura,
el amor y la muerte,
el tiempo que al pasar
se transforma
en una de esas dos y se moldea,

ocultando que siempre está en la mira
un deseo irrefrenable
de aparecen con fuerza
de estar más
de presentarse al fin como una lucha.

Está la guerra, entonces, la armadura
de máscara doliente
de enhiesta espada vana,
de prótesis;
hacerse un estandarte de lo eterno.

Y después se va solo a la farmacia,
se recorta una foto
de un diario de otro día,
y al trabajo
se dice claro al jefe que reclama.

reviviendo el transporte en estaciones,
nos colocamos firmes
ante el embate sordo,
cotidiano
y vamos otra vez hacia el olvido.

Y chocamos con otros en sus ida,
ahí viene otro olvido,
otro surco del tiempo,
y el asiento
se lo sede un cansado a una señora.

Quiero volver al fin a ver si un día
frente a la página
me reitero a mí mismo
y aún firme

escribo otro poema y me lo leo.