No gastaré mi impulso cortesano
en las lisonjas vanas de un letrero
que prometa exquisito el paradero
de un rincón de carnitas de marrano,
tampoco haré premura comer sano,
ni tragaré gorditas en febrero,
mas haré la ensalada lo primero
(sin huir del tamal desde temprano).
Creo que esta dieta vil, de editorsuelo
me convierte en parásito del fiambre;
en el fin de semana me doy vuelo,
Ya las fondas no son lo que solían,
y los puestos de tortas más valían.