martes, 1 de febrero de 2011


No gastaré mi impulso cortesano

en las lisonjas vanas de un letrero

que prometa exquisito el paradero

de un rincón de carnitas de marrano,


tampoco haré premura comer sano,

ni tragaré gorditas en febrero,

mas haré la ensalada lo primero

(sin huir del tamal desde temprano).


Creo que esta dieta vil, de editorsuelo

me convierte en parásito del fiambre;

en el fin de semana me doy vuelo,

y de lunes a viernes sufro de hambre.

Ya las fondas no son lo que solían,

y los puestos de tortas más valían.