miércoles, 8 de enero de 2014


“cada una de las trampas que sorteo me encierran en el amor, que acabará por ser mi tumba, terminaré mi vida en un calabozo de victorias"
Marguerite Yourcenar

tal vez no sea feliz por tiempos,
que mi gesto esté acalambrado de enojo o de tristeza,
que un hombre tomando el metro
en la estación niños héroes
me recuerde lo fácil que es ser mezquino
y sus pies lentos
me hagan retozar el odio;
es posible que al llegar cansado de un día perdido
urge en mi miseria su pedazo de llanto.
Tal vez.
Pero es sólo que la felicidad delimita las formas;
es sólo que el pájaro transporta
sus liendres,
para hacer caso omiso,
al vuelo.
Acaso cuando los días pasan
y se llenan de polvo,
me halla desprendido de dos o tres acompañantes,
y tenga que guardar mi amor por ellos
en un viejo baúl, hecho de soledad.
Pero esta diarrea de amor
que provoca tantas caídas,
es en el fondo la razón del desastre,
me vuelve el que soy,
tan ridículo,
tal feliz,
tan lleno de ira.