lunes, 16 de febrero de 2015

Se requiere una lúcida barriga,
un hábitat fugaz de noche cálida
cuya matriz construya la crisálida
que en doloridos pétalos sea miga

primero, un migajón después de humano,
ya de pronto una pierna, una espaldita,
un cuello (un reposar de estalactita)
un corazón audaz, allá una mano

(de aquí te vemos por ultrasonido)
un rostro delineado apenas, gesto
tan prenatal, tan sierenado, nido

de una consciencia acaso tras cortina,
tras el mundo, detrás: el todo puesto;

justo antes de llamarte Clementina.  

lunes, 2 de febrero de 2015

dicen que hay pocos temas de escritura,
el amor y la muerte,
el tiempo que al pasar
se transforma
en una de esas dos y se moldea,

ocultando que siempre está en la mira
un deseo irrefrenable
de aparecen con fuerza
de estar más
de presentarse al fin como una lucha.

Está la guerra, entonces, la armadura
de máscara doliente
de enhiesta espada vana,
de prótesis;
hacerse un estandarte de lo eterno.

Y después se va solo a la farmacia,
se recorta una foto
de un diario de otro día,
y al trabajo
se dice claro al jefe que reclama.

reviviendo el transporte en estaciones,
nos colocamos firmes
ante el embate sordo,
cotidiano
y vamos otra vez hacia el olvido.

Y chocamos con otros en sus ida,
ahí viene otro olvido,
otro surco del tiempo,
y el asiento
se lo sede un cansado a una señora.

Quiero volver al fin a ver si un día
frente a la página
me reitero a mí mismo
y aún firme

escribo otro poema y me lo leo.