martes, 22 de julio de 2014

Juanito Farías va en coche a la muerte

 la charca burbujeaba de mugre y gasolina 
reflejando una luna deforme de solvente , 
la calle como un áspid que engulle una letrina… 

El coche refulgía sus deudas con el tiempo 
como aleteos de ave con vuelo funerario, 
cuatro ciclista límpidos, vestidos de destiempo 
vieron llegar el miedo a golpe de sicario.

Juan Farías, adusto, sereno y desgraciado
ve caer el telón aún sin comprenderlo,
un poste como intruso las biclas ha salvado:
como una puñal clavose, Farías en el cemento.

Las sombras como parcas hicieron en un corro
surgir a los mirones ya mudos como estacas
afianzando la vida y desgañitando un porro;
así se lo llevaron, habitado de parcas

y ya en el otro mundo, sin ser bueno ni malo
−Ir en coche a la muerte− pensó –eso es muy orondo–
es pérdida total, el carro quedó mondo
y hubiera preferido mi caballo de palo.

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