observo al fin el tiempo transcurrido
como un sujeto de hiedra y sedimento
incentivo de soles y moliendas
tomadas por piratas de naufragios
tengo por corazón un grano inmune
a la historia
una obsidiana oscura y tallada
por los indios de roble
que sobrecargan la afrenta de los años
siento pasar la vida
y su escritura es cada vez más carne de polillas
Pero afuera los signos luminiscentes
prometen al escolar su cura clara
su descollar inmenso
su plan para mañana
Mientras la voz que le da tiempo al sonido de los pájaros
murmura un adiós patente y susurrante
que no tiene final por ser comienzo
y por estar inaudible para los que están sentados
y sostienen su flor de loto como bandera terrestre
pero tiemblan el miedo de los idos
al ver a su progenie malgastar tristeza
en ver pasar los años
cantando sus hijos.
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