domingo, 21 de marzo de 2010

de Fuegos

  • Un corazón es tal vez algo sucio. Pertenece a las tablas de anatomía y al mostrador del carnicero. Yo prefiero tu cuerpo.
  • ¿Adónde huír? Tú llenas el mundo. No puedo huir más que en ti.
  • El Destino es alegre. Quien preste a la fatalidad una especie de hermosa máscara trágica no conoce de ella sino sus disfraces de teatro. Un bromista pesado y desconocido repite el mismo burdo estribillo hasta las náuseas de la agonía. Flota en torno a la Suerte un indefinido olor a habitación de niño a caja barnizada de donde salen los diablos de la Costumbre, a armarios en donde se escondían nuestras criadas, grotescamente ataviadas, para darnos un susto con la esperanza de oírnos gritar. Los personajes de las Tragedias se estremecen, brutalmente alterados por la risotada del trueno. Antes de ser ciego, Edipo no hizo otra cosa durante toda su vida sino jugar a la gallina ciega con la suerte.
  • Por mucho que yo cambie, mi destino no cambia. Cualquier figura puede inscribirse en el interior de un círculo.
  • No hay amores estériles. Y es inútil tomar precauciones. Cuando te dejo llevo dentro de mi el dolor, como una especie de hijo horrible.
M. Yourcenar

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